lunes, 25 de junio de 2012

Maldito perro del hortelano.

Déjame pasar página de una vez. Ya la he leído, déjame salir de esos bucles de "te quiero" y "lo siento" que no significan nada. Quiero dejar de leer una y otra vez la misma frase, con las mismas letras, las mismas puñaladas certeras que no van a ningún sitio, que solo te ahogan en el recuerdo de algo que no existe, de algo que ahora sabe a mentira.

No pienso dejar que me tengas atada a un espectro. Decidiste separar nuestras vidas, y separadas están. No intentes mezclar el agua y el aceite. Me has robado dos años de vida.

No soy un maldito hotel. Esto no va por noches. Aquí no entras y sales cuando quieras, no hay recepción en la que dejar la llave cuando te vayas.
Soy una persona. Te cueste creerlo o no, esta zorra manipuladora tiene sentimientos. Me impides avanzar mientras me dices que salga del pasado. Me estás haciendo daño. Me estás jodiendo la vida, me estás matando.

Lo peor es que sabes que una vez tras otra creeré, caeré en la trampa, ayudaré y después me sorberé los mocos y me secaré las lágrimas en una esquina en la que no te moleste. Fingirás que no me has visto porque tu sigues con tu vida y yo con la mía, pero cuando el gusanito te vuelva a picar volverás aquí a hacer daño.

Esto, querida, se va a acabar muy pronto. No confío en ti, lo has conseguido. Cada palabra de las que me dices llega vacía a mis oídos. No te creo. Ni lo que dices ni lo que eres.

En este momento en mi vida solo produces dolor. Si eliges provocar otra cosa, adelante, pero déjate de medias tintas, de juegos de niña estúpida. Si tienes lo que dices tener, si cumples las promesas, sé una amiga de verdad. De las que no son a ratos.

Y si no estás dispuesta, adiós muy buenas, Blancaville ha cerrado sus puertas para ti. En la habitación 26 sigue habiendo un corazón malherido.

-Como un explorador- J. Sabina

Después de tanto tiempo, al fin te has ido
y en vez de lamentarme, he decidido
tomármelo con calma.
De par en par he abierto los balcones,
he sacudido el polvo a todos los rincones
de mi alma.

Me he dicho que la vida no es un valle
de lágrimas, y he salido a la calle
como un explorador.
He vuelto a tropezar con el pasado
y he pedido, en el bar de mis pecados,
otra copa de ron.

Y en otros ojos me olvidé de tu mirada,
y en otros labios despisté a la madrugada,
y en otro pelo me curé del desconsuelo
que empapaba tu almohada.

Y en otros puertos he atracado mi velero,
y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
y una mañana comprendí que a veces gana
el que pierde a una mujer.

Con el cartel de libre en la solapa,
he vuelto a ser un guapo entre las guapas
chulapas de Madrid,
Sólo me pongo triste cuando alguno,
en el momento más inoportuno,
me pregunta por ti.

Y en otros ojos me olvidé de tu mirada,
y en otros labios despisté a la madrugada,
y en otro pelo me curé del desconsuelo
que empapaba tu almohada.

Y en otros puertos he atracado mi velero,
y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
y una mañana descubrí que a veces gana
el que pierde a una mujer.

2 comentarios:

  1. Olvídala de una vez.

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    Respuestas
    1. ¿Creéis que no lo intento? Cuando parece que lo he conseguido, ella se empeña en volver a la fuerza.
      Estoy harta.

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