viernes, 27 de abril de 2012

Rest in peace.

Hace unas semanas, después de una larga noche de sábado, mi primer pensamiento al despertarme el domingo fue:
"Joder, me voy a morir"
Pero no en el sentido de morirme de inmediato. Me refería a que algún día moriré. Y tú, que estás leyendo esto, también. Y tus familiares, y tus seres queridos. Quizás esa sea la peor parte.

Sé lo que estáis pensando, y no. No es una entrada depresiva, no estoy pensando en suicidarme ni cosas de esas. Simplemente creo que hemos tomado una visión inadecuada de la muerte.
La vemos como algo ajeno a nosotros, como la antítesis de la vida. Pero no lo es.
La muerte es parte natural de la vida. Es un eslabón más de la cadena. Es parte del ciclo, igual que nosotros somos parte de una motita de polvo en un Universo tan grande que no alcanzamos a comprender.

No obstante, entiendo por qué es lo más difícil de asumir. Es evidente.
Somos seres razonables, sociales, y todas esas cosas. Como protagonistas de nuestra vida, y más a estas edades tan prontas, nos vemos eternos. Nos sentimos eternos. Vemos a la muerte como algo que pasará dentro de muuucho muuuucho tiempo.
"Nuestros seres queridos siempre estarán ahí. Siempre lo están ¿por qué iban a faltar un día?"
Así lo sientes hasta que un día faltan.
Y toparse con la vida de frente, da mucha impresión.

No puedo evitar que este tema me recuerde a esa escena. Tomémonoslo con humor.

Mañana puede caerte un rayo, pasado mañana puede pillarte un coche...y que sin que te des cuenta, sin que te lo creas, termine tu vida.

Y por otra parte, en el caso de que mueras de mayor, tampoco solemos pensar en nuestra vejez.
El cuerpo dejará de responderte como antes. Tu movilidad se verá progresivamente reducida, dependerás de alguien. Puede que tu cerebro también. ¿Y si olvidas a tus seres queridos? ¿Y si tus recuerdos se esfuman hasta dejarte muerto en vida?
Atrévete a decirme qué es peor.

No sé, son solo reflexiones.
Pero cuando me desperté y me vino esa frase a la cabeza, fue como si me hubieran echado un vaso de agua helada encima.
Es la cruda realidad. Es natural. Es inevitable.
Lo que nos hace temerla es no saber cómo es una vez que estás "dentro" de ella.


Quizá debamos cambiar ese punto de vista.
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En fin, se me ocurre también una opinión sobre el suicidio (insisto, no estoy depresiva. De hecho estoy pasando por una de las etapas más felices y con autoestima de mi corta y minúscula vida), pero creo que lo voy a dejar para mañana, tal vez. Esto es todo por hoy.

Ah, y por cierto.
Mi amigo Bizcochitos se ha hecho un blog. Por el momento está "recién nacido", pero os lo recomiendo. Adoro a ese chico y su forma de pensar. Espero que le echéis un ojo y os guste.
http://bizcochitosneko.blogspot.com.es/

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